El colapso de los servicios sanitarios durante el comienzo de la pandemia y la preocupación creciente por la llegada de nuevas olas de COVID-19 inquietan a los pediatras. La población infanto-juvenil, a pesar de tener menor afectación física por el virus, está influida por un gran impacto psico-emocional y social. Durante los meses de confinamiento, las consultas de urgencias pediátricas en hospitales se redujeron hasta un 84 por ciento, pero la gravedad de la patología intervenida aumentó hasta un 66 por ciento, según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

En este contexto, la presidenta de la AEP, María José Mellado califica como “urgente” la necesidad de “reforzar la pediatría de Atención Primaria y redistribuir recursos”. Así lo ha señalado durante la presentación del I Congreso Digital de Pediatría, un encuentro que se celebrará entre el 5 y el 7 de noviembre y tendrá un espacio dedicado a la COVID-19. El objetivo principal de este encuentro es acercar las últimas evidencias científicas a todos los pediatras con un enfoque multidisciplinar y “dar valor al paciente pediátrico”.

“Estos datos deben alentarnos de la necesidad de prepararnos ante nuevas olas que ya estamos viviendo”, ha indicado Mellado, quien ha insistido en prestar “la atención necesaria a la población pediátrica y juvenil”.

Dificultades en pediatría

A estas alturas, la incidencia de COVID-19 y el posible retraso de diagnósticos suman un nuevo riesgo: “visibilizar poco al paciente pediátrico”. Este es un hecho que hay que tener en cuenta para la presidenta del Comité de Congresos Científicos de la AEP, Josefa Rivera, que advierte que “si retrasamos el seguimiento de algunas enfermedades, por centrarnos sólo en la patología grave y aguda, podría empeorar la salud de nuestros niños y adolescentes”.

“Que el virus haya afectado menos a la población pediátrica no significa que no este sufriendo sus consecuencias”

La presidenta del Comité de Congresos Científicos de la AEP, Josefa Rivera

Un ejemplo de este hecho son las intervenciones quirúrgicas en niños. El vicepresidente de Atención Primaria de la AEP, Juan Ruiz-Canela, ha señalado que aunque las cirugías programadas disminuyeron hasta un 98 por ciento y las cirugías urgentes un 55 por ciento, “la gravedad de las patologías intervenidas aumentó considerablemente”.

“Estos datos ponen de manifiesto la demora en el tratamiento de patologías graves y un aumento de la morbilidad de procesos urgentes habituales”, ha añadido el vicepresidente.

La adaptación por parte de la especialidad frente a la primera ola de COVID-19 ha supuesto el cierre de muchos centros de salud y reubicación de pediatras en otras especialidades, usos de nuevos medios de comunicación, además de reducir las visitas de los niños, entre otras circunstancias. Algunas de estas medidas han sido “necesarias” para impedir la transmisión del virus en las salas de espera, según Ruiz-Canela. Sin embargo, en algunos casos “se han generado efectos indeseados”, como la caída de las tasas de vacunación.

Por otro lado, en infecciones gastrointestinales y otras enfermedades infecciosas de garganta, nariz y oído (ORL), los datos que destaca la AEP muestran una disminución de hasta un 80 por ciento, debido al uso de mascarillas y otras medidas higiénicas.

Impactos de hábitos de infantil en la salud adulta

Por estos motivos, la AEP señala que otro de los objetivos del congreso es trasladar los últimos conocimientos a todos pediatras en distintos ámbitos. En este sentido, la asociación pondrá especial énfasis en la alimentación, el sueño, la microbiota en niños y las enfermedades crónicas.

La pediatría es interdependiente de la patología de la edad adulta, según la presidenta de la AEP, que señala que “la correlación entre unos hábitos de vida saludables en la infancia y en la salud de la edad adulta es muy alta“.

En esta línea, los pediatras tienen una doble función. La AEP señala que por un lado, deben investigar cuál es la conexión entre los diferentes patrones de alimentación o de sueño, entre otros hábitos, y una buena salud infantil. Por otro, es conveniente realizar promoción de la salud.

En este contexto, el congreso servirá como punto de conexión de todos los aspectos que puedan preocupar a las familias. “Desde la Asociación Española de Pediatría tenemos la obligación de generar y trasladar a los pediatras los conocimientos existentes para poder dar respuesta a las familias en las consultas”, ha señalado Rivera.

Doctora Josefa Rivera, presidente del Comité de Congresos Científicos de la AEP; doctora María José Mellado, presidente de la AEP y el doctor Juan Ruiz-Canela, vicepresidente de Atención Primaria de la AEP.

I Congreso Digital

Para poder consolidar el abordaje de la pediatría en este aspecto, los pediatras abordarán temas como las consideraciones de una familia con alimentación vegetariana; cómo puede influir en la salud infantil el horario continuo escolar, cada vez más habitual para conciliar la vida laboral y personal; el impacto de seguir los ritmos circadianos en lo que respecta a la nutrición y el sueño, o cómo llevar una alimentación nutritiva y sostenible con el medio ambiente.

El I Congreso Digital de la AEP contará con más de 4.000 pediatras hispanohablantes y más de 1.000 comunicaciones orales. Además tendrá tres mesas de debate, 4 casos clínicos, 2 mesas sobre COVID-19.

“Este formato nos permite que los contenidos sean más accesibles, facilita el consumo a disponibilidad particular y evita barreras geográficas”, ha subrayado Rivera durante la presentación.

Asimismo, los expertos han avanzado que durante el congreso se presentará un estudio relacionado con la escolarización de los niños y la incidencia del virus. Por el momento, mantienen que la apertura de colegios “no supone una carga epidémica”.


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