Tato Vázquez Lima
Tato Vázquez Lima.

Recién nombrado presidente de la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias (Semes), Manuel Vázquez Lima, hasta hace unos días vicepresidente, asume su nuevo puesto de responsabilidad con ilusión. Manuel, también conocido como Tato, tiene las cosas muy claras. Siguiendo la estela de Semes en los últimos tiempos, el reconocimiento de la especialidad de Urgencias y Emergencias sigue siendo una prioridad. “La realidad es que nosotros hemos estado, estamos y seguiremos estando en primera línea”, recuerda, haciendo referencia a esa primera línea de batalla en la lucha contra la COVID-19. Vázquez Lima remarca que teniendo tan claro el papel que está jugando este colectivo resulta difícil entender el no reconocimiento que tienen a nivel institucional. La temporalidad de las plantillas y el recambio generacional son dos asuntos que derivan de este problema y que preocupan, y más, en tiempos de pandemia.


Pregunta. ¿Cómo asume esta etapa al frente de Semes?

Respuesta. Lo asumo con la misma ilusión que cuando empecé este proyecto hace ya cuatro años como vicepresidente primero. Aparte de lo que es la sociedad científica, tengo claras las líneas maestras. Por un lado, la formación de nuestros profesionales. Ligado a esto, hay dos asuntos clave: El velar por el reconocimiento social y profesional de los urgenciólogos y en eso incluyo médicos, enfermeros y técnicos, y el reconocimiento de la especialidad de urgencias en España.

P. Un asunto ‘histórico’ para Semes…

R. Creo que los profesionales de urgencias, y esto no lo duda nadie porque la población lo ha vivido, han mirado de frente al virus. Son los que han estado en primera línea y no se han escondido jamás. Ahí han estado: de dique de contención. Pero es que siguen estándolo, y dándolo todo. Tengo una sensación agridulce. A pesar de haberlo dado absolutamente todo, parece todo el foco mediático giro entorno a las demandas de otros colectivos y profesionales sanitarios. Ojo! que me parece muy lícitos, pero, que los que han estado ahí y nunca se han escondido se les ha obviado, se les olvida y no se les tiene en cuenta.

Estoy hablando de la temporalidad de las plantillas. Lo que ha pasado este verano en algunos servicios de urgencias de algunas comunidades ha sido indecoroso. El índice de temporalidad en los servicios es vergonzante. Que tengamos este índice  de temporalidad de profesionales que se han dejado el alma atendiendo la pandemia, ¡de qué estamos hablando! Nadie duda de que el sistema sanitario necesita una reforma, pero no hay que olvidar a este grupo que representa 20.000 profesionales que lo han dejado todo.

P. ¿Cuáles son las necesidades actuales?

R. Necesitamos servicios estructurados, homogéneos y plantillas estables, ya. No hay más demora. Esto es un mensaje para todas las comunidades. Esto es el presente. Luego está la garantía de futuro: el recambio generacional y para eso está la especialidad de medicina de urgencias y de enfermería de urgencias en España. Tanto en el entorno político y sanitario a muchos  se le llena la boca con Europa pero ¿La hemos mirado? Tenemos un colectivo que se ha dejado el alma aquí y que no está ni reconocido en Europa. Lo tenemos así desde hace diez años. Por favor, mandemos un poco de coherencia en nuestros mensajes. 

Congress of Deputies Spain

P. Hablemos de ese entorno político…

R. ¿Qué imagen tienen los políticos a día de hoy? Creo que no hace falta que la califique: tienen un deterioro absoluto. Hace dos años el Congreso aprobó una PNL instando al Gobierno a aprobar la especialidad de urgencias. Hace dos años, el Senado hizo una proposición en la misma línea al Gobierno. Han pasado dos años. ¡No se ha hecho nada! ¿Quieren ustedes recuperar su crédito? Cumplan lo que prometan. Es un llamamiento a todos los partidos que firmaron esas iniciativas, aprobadas por unanimidad. Todo ello, sin olvidar los años que llevamos en Sanidad con los distintos ministros. Muchos de ellos prometen una cosa y luego no hacen nada. Me centro en Salvador Illa. En abril dijo claramente en el Congreso que antes de acabar el año estaba solucionado ese problema. Lo único que apelo es a su palabra. Si quieren que creamos en los políticos, cumplan lo que prometen. A nuestro colectivo se la ninguneado y maltratado, a pesar de que nunca se ha escondido. 

P. ¿Está prevista alguna reunión con el Ministerio de Sanidad?

R. Como nuevo presidente de Semes no le he solicitado la reunión pero sí la hemos solicitado en varias ocasiones en el periodo anterior. A la nueva secretaria de Estado también. No obstante, garantizo que esta semana saldrá una petición personal nuevamente, tanto a la secretaria como al ministro para que nos reciba. Yo solo represento a un colectivo, nada más. Un colectivo muy numeroso y muy importante.

P. Además de la especialidad y el reconocimiento, ¿qué desafíos tiene Semes?

R. La formación. Nuestra formación es potentísima, y más en una situación de pandemia, donde tenemos que mantener la distancia de seguridad y donde no podemos hacer las reuniones que hacíamos antes. Evidentemente, ya llevamos tiempo explorando las vías de formación vía webinar pero queremos explorar nuevas fórmulas. Probablemente estén ligadas en nuestros 35 grupos de trabajo, intentando hacer jornadas monográficas con casos clínicos y revisiones online. No podemos ir a otra vía de momento.

El otro reto son nuestros eventos masivos: tanto el congreso nacional como los autonómicos. Tendremos que orientarlos en esta misma línea. Es un reto muy claro. Además, si sale adelante la promesa del ministro también tenemos que configurar lo que sería nuestro mapa de competencias, que ya tenemos hecho, y el reconocimiento de los primeros profesionales que podrían tener esa titulación. 

No hay que olvidar tampoco un desafío más particular que es nuestra revista, que tiene un factor de impacto elevado: está en el primer cuartil de su especialidad. Esto ha hecho que Semes se haya convertido en editorial propia, con lo cual queremos darle más salida a nuestra revista y probablemente iniciar nuevos proyectos adicionales, así como generar nuevas editoriales en otras revistas o publicaciones  científicas para dar cabida a toda la actividad científica que generan nuestros socios. 

P. Por último, ¿qué cambios en la gestión de la COVID-19 implementaría a nivel nacional y autonómico?

R. A nivel general, la única manera de solucionar los problemas derivados de la pandemia es anticiparse a ellos. Deberíamos tener, y lo estamos desarrollando ahora, un cuadro de mando con varios indicadores que nos digan por dónde va la pandemia. Tres son las líneas fundamnetales. Por un lado, la epidemiológica donde se analice las incidencias acumuladas. En segundo lugar, la línea ligada al rastreo y al seguimiento de contactos:  qué porcentaje de casos nuevos proceden de cuarentenados, porcentaje de PCRs realizadas, cuáles son positivas en mayores de 65 años, etcétera. Por último, , el escenario sanitario. Estas son las tres esferas en las que tendríamos que centrarnos y deberíamos tener un panel de indicadores claros que estudiasen esos resultados compuestos por expertos. Pero hablo de

expertos del Ministerio y de Salud Pública, sin olvidar a expertos en epidemiología y de la esfera asistencial. Algo que se ha olvidado desde el minuto cero de esta pandemia. No veo ningún comité de expertos a nivel nacional donde haya un anestesista, un intensivista, un infectólogo, internista, neumólogo o urgenciólogo… que son los que viven el día a día y conocen perfectamente qué es lo que está pasando en el entorno asistencial.

P. Con respecto a la esfera asistencial… ¿Qué indicadores hay que tener en cuenta?

R. Los indicadores clásicos: porcentaje de ocupación de UCI, porcentaje de Críticos, de hospitalización convencional, porcentaje de ocupación en los circuitos COVID en los servicios de urgencias… Este último aspecto no se ha tenido en cuenta y anticipa lo que viene después. Es decir, cuando tienes el servicio de urgencias lleno sabes que diez días después vas a tener la UCI repleta. No hay que perder de vista el porcentaje de llamadas a los servicios de emergencias, una medida anticipatoria mucho más allá de la otra. 

Sobre ese panel que deberíamos tener para situar la pandemia hay que articular unas medidas en base a los niveles progresivos que vayamos viendo. España es un país  de quijotes y lo digo con todo el cariño. Definimos tres indicadores y es sí o no… Pero es que esto no es sí o no. Si usted tiene una incidencia acumulada de 150 y el porcentaje de PCRs es a un siete por ciento…¡Empiece a tomar medidas! Esto es lo que deberíamos hacer y espero que lo hagamos.

P. ¿Y en los servicios de urgencias?

R. Proteger  a nuestros profesionales y garantizar el suministro adecuado de equipos. Con respecto a la estructura es fundamental el doble circuito diferenciado. Además, garantizar el drenaje del servicio. ¿Qué significa esto? Que los pacientes que precisen ingreso lo hagan pronto  en su zona de hospitalización. Esto ya es un principio básico para el funcionamiento de los servicios de urgencias y emergencias fuera de una situación de pandemia, pero en pandemia más todavía. Si yo dejo a pacientes pendientes de ingreso en un pasillo estoy generando un caldo de cultivo magnífico para el contagio. Esto es sentido común. No hace falta ser urgenciólogo. 

Además no hay que olvidar el tener una garantía de trazabilidad que haga que los servicios de urgencias funcionen rápido. Esto es,  respuesta rápida de laboratorio, respuestas rápidas de radiología, respuestas rápidas de las interconsultas de otras especialidades para que el servicio sea extremadamente ágil y pueda seguir entendiendo en buenas condiciones. 

 Y si queremos medidas más concretas todavía, es relevante el papel de la enfermería de urgencias y emergencias en la canalización de los circuitos. No tengo ninguna duda. Además, no hay que olvidar el papel que juegan las pruebas de detección rápida de antígenos. Algo que nos permite hacer una diferenciación rápida en poco tiempo y dar una agilidad rápida al servicio de urgencias. La PCR estándar está tardando entre 4-12 horas, con lo cual genera un stop a la salida de nuestros pacientes. Con los test de antígenos tenemos resultados en 15 minutos con una sensibilidad y especifidad alta. ¡Ojo! Esto pasa porque todas las direcciones asuman que hay que drenar rápidamente, que los servicios de urgencias no son acumuladores.