Santiago de Quiroga Presidente editor de EG | martes, 21 de noviembre de 2017 h |

Decir que ya se sabía que Barcelona no ganaría es una postura fácil que me recuerda a la “predicción del pasado”. Barcelona era favorita antes de verano, y los acontecimientos políticos en Cataluña son la razón de no haber tenido más apoyos. Con todo, Los 13 puntos obtenidos por Barcelona en una primera ronda (quinta posición), supone contar con casi la mitad de los países de la UE dando algún tipo de apoyo; eso demuestra que Barcelona era una favorita, sin duda. El informe de Fundamed “Patients First” avisaba sobre el riesgo de que la sede fuera una distinta de Barcelona, Amsterdam y Milán, y el orden de la primera votación se corresponde con las preferencias descritas en el citado informe, que han marcado la elección final. Los pacientes europeos pueden estar tranquilos, ya que la UE-27 ha escogido una de las tres opciones posibles para asegurar una transición activa de la EMA, y han tomado una buena decisión. Pero no han escogido a la mejor técnicamente, que era Barcelona. La Agencia Española del Medicamento y PS (AEMPS) con Belén Crespo al frente, ofrecerá todo su apoyo a la EMA, como lo han hecho siempre, pero aún más: la UE necesita de las mejores agencias para apoyar la transición, y es posible que veamos planes especiales de contingencia, porque la salud de los europeos está en juego.

La candidatura de Barcelona ha tenido el mejor de los esfuerzos, capitaneados por la ministra Dolors Montserrat entregada al proyecto, con un entusiasmo contagioso. Consiguió apoyos difíciles de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, cuyas prioridades están en otros asuntos, alejados de los problemas de la sociedad o de las oportunidades que se presentan. Todo el mundo sanitario sabe lo que se ha perdido: En Reino Unido se cifraba el impacto en más de 130.000 personas que, directa o indirectamente, tienen que ver con la actividad de la EMA en el país, incluyendo el 10 por ciento de los trabajadores del National Health System inglés. Eso se ha perdido, porque para algunos, las prioridades eran otras que nada tienen que ver con el progreso de la sociedad y el avance de la investigación que salva vidas.