C. S. Madrid | viernes, 28 de octubre de 2016 h |

Actualización de datos clínicos y nuevas inmunoterapias en desarrollo, el papel de los biomarcadores predictivos de respuesta a terapia dirigida e inmunoterapia la utilidad de las herramientas de secuenciación masiva y de tests para diagnosticar diversos tumores fueron algunos de los aspectos que se abordaron durante el Congreso de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM2016), el cual ha coincidido con el 40º Aniversario de la sociedad científica.

En la sesión formativa sobre melanoma, el jefe de la Sección del Servicio de Oncología del Hospital La Paz, Enrique Espinosa, se centró en aquellos factores que pueden proporcionar información para saber cómo va a ser la respuesta de un paciente a los tratamientos que se emplean para el melanoma con metástasis.

En un primer momento, habló de los inhibidores de BRAF y de cómo el factor principal de respuesta es que exista la mutación en dicho gen. De hecho, “cuando la mutación está presente, la inmensa mayoría de los pacientes responden al tratamiento, es decir; que son pocos los casos en los que el tumor es primariamente resistente a este tipo de fármacos”, afirmó Espinosa, quien explicó a GM que, habitualmente, se emplea un inhibidor de BRAF junto con un inhibidor de MEK. “Los dos actúan conjuntamente y producen respuestas en la mayoría de los pacientes”, agregó.

En estos momentos, existen dos combinaciones comercializadas: vemurafenib + cobimetinib y dabrafenib + trametinib. “Cuando la mutación está presente, podemos emplearlos con bastantes garantías de que el paciente va a responder”, prosiguió el especialista.

Ya se han llevado a cabo algunos estudios para saber por qué, con el paso del tiempo, algunos tumores se hacen resistentes a los fármacos. No obstante, precisó el experto, “todavía no hay una clara aplicación práctica de este tipo de estudios”.

La inmunoterapia también estuvo presente y, al respecto, Espinosa subrayó que dado que casi un tercio de los pacientes con esta patología son “de entrada” resistentes a este tipo de tratamiento, se debe, al menos, indagar cuáles son esos pacientes que tienen más posibilidades de respuesta.

El parámetro más utilizado es el marcador PDL1. “Por sí solo no es muy decisivo, no ayuda demasiado. Probablemente, en el futuro próximo necesitemos añadir otra serie de factores para conseguir una predicción más exacta”, aseguró el facultativo, al tiempo que advirtió de que “a largo plazo, se podrán utilizar herramientas de análisis molecular para averiguar qué pacientes se van a beneficiar más de este tipo de fármacos”.

Un paso más en el CCRm

En el marco de este congreso, el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos, Eduardo Díaz-Rubio, participó en el simposio ‘Nuevos agentes y estrategias de tratamiento en el cáncer colorrectal metastásico (CCRm)’ en el que destacó el cambio de paradigma que ha vivido este tumor en los últimos años.

“Hemos conseguido tener pacientes que aumentan claramente la supervivencia cuando reciben todas las líneas de tratamiento e, incluso, en ocasiones, los pacientes pueden ser rescatados posteriormente cuando hay una buena respuesta tras cirugía. Lo cierto es que tenemos pacientes que pueden llegar casi a la curación de la enfermedad”, comentó.

Lo importante, como recalcó Díaz-Rubio, es contar con una secuencia de opciones terapéuticas de primera hasta cuarta línea que permite obtener mayores beneficios. “En estos momentos, tenemos fármacos enormemente interesantes que llegan a tercera línea y que, con toda seguridad, se acabarán incorporando a la primera y segunda línea de tratamiento”, apostilló.

En este sentido, se habló de TAS-102, compuesto por tifluorotimidina y trifluridina. Este es un fármaco que inhibe una serie de vías del metabolismo de las células tumorales y se incorpora directamente en el ADN. “En tercera línea, está produciendo aumentos de supervivencia global (SG) con una toxicidad asumible y creemos que se incorporará a primera o segunda línea en los próximos años”, declaró, indicando que también aumenta la supervivencia libre de progresión (SLP), como se puso de manifiesto en un estudio internacional de fase III, publicado en The New England Journal of Medicine.

Puesto que en la actualidad, prácticamente, cada paciente tiene un tratamiento casi personalizado, el siguiente paso es conocer cuáles son las alteraciones moleculares que tiene el tumor de determinados pacientes y, en función de eso, administrar el tratamiento correspondiente.

“En el campo de la inmunoterapia, existe aproximadamente un cinco por ciento de pacientes con CCRm que presentan una alteración particular; inestabilidad de microsatélites”, señaló el facultativo, explicando que es en este grupo en el que la inmunoterapia funciona, pero no así en el resto. Es en ese cinco por ciento de pacientes que tienen dichas alteraciones y reciben inmunoterapia en el que se produce “un beneficio importante y trascendente para la supervivencia”.

Para concluir, Díaz-Rubio indicó que para este tumor los únicos medicamentos que han demostrado beneficio para el tratamiento de mantenimiento son antiangiogénicos como bevacizumab, en combinación con una monoterapia 5-fluoruracilo (5-FU) o un derivado de este.

Cáncer de endometrio

Si bien es cierto que son pocos los avances que se han producido en torno al cáncer de endometrio, la sesión formativa de tumores ginecológicos sirvió para que, entre otros especialistas, Ana Santaballa, del Servicio de Oncología Médica Hospital Universitario La Fe, hiciese una panorámica sobre las alternativas que existen en la actualidad para tratar este tumor y hacia dónde va el futuro terapéutico.

Prácticamente, el 75 por ciento de las pacientes se diagnostican en estadios iniciales y tienen, generalmente, una supervivencia “muy buena”. El problema radica en ese 25 por ciento restante de pacientes en estadios avanzados o que van a recaer. La mala noticia es que, como aseveró Santaballa, “en los últimos 25 años no se han producido grandes avances y realmente el número de fallecimientos es exactamente el mismo que entonces”. Hasta ahora, los profesionales sanitarios contaban con combinaciones de quimioterapia que han permitido “ganar un poco” en supervivencia pero esta sigue siendo tan solo de 15 meses.

En cuanto al futuro, “sabemos más acerca de las alteraciones moleculares, qué vías están alteradas en diferentes subtipos de cáncer de endometrio y cómo determinadas terapias contra-diana están teniendo resultados que nos pueden permitir avanzar”, incidió.

En esta línea, habló de los inhibidores de la vía de PI3K, de la angiogénesis y de las opciones que puede proporcionar la inmunoterapia en los tumores avanzados. Sobre este asunto, Santaballa dejó claro que los resultados están en fases iniciales y solo se ha hablado de las posibilidades que puede ofrecer pembrolizumab, ya que aumenta el porcentaje de respuestas pero, reiteró, “son estudios muy preliminares de fase II”.